"El mendigo de la 11"
Mendigar ¿una necesidad o un oficio?
Ya es común ver hoy en día a niños, mujeres, hombres y envejecientes
en las calles pidiendo limosnas, ya sea para alimentarse o dinero para sustentarse en el día a
día, muchos de los cuales han sido abandonados, son huérfanos o la misma
situación económica los llevó a estar en las calles en esta labor.
Es un señor de algunos 81 años de edad, el cual es común verlo en una acera de la calle Osvaldo Bazil (antigua 11) cerca de su lugar de residencia, pidiendo dinero a los transeúntes que pasan por allí para poder alimentarse y comprar sus cigarrillos.
la cual cuenta con apenas un colchón y una puerta de cartón, que pobremente le puede dar seguridad, el piso repleto de botellas de agua que algunas personas le regalan. En estas condiciones se mantiene
la casita en donde reside el señor Rodríguez.
Bajo sol y lluvia y sentado sobre un cartón,
muchas veces sin tomar agua por largas horas, se pasa las mañanas enteras en este arduo trajín, a su vez que muchas personas que le pasan por
al lado le responden
con groserías o simplemente lo ignoran, lo que hace que algunos días llegue sin nada a casa.
Julio Cesar llegó a esta situación, ya que en
su juventud al ser el
mayor de 4 hermanos era el único que se ocupaba de su madre en ese entonces, y
la situación económica no les alcanzaba para comer los cuatro, por lo que
Rodríguez lo que conseguía para comer se lo daba a su madre, mientras él se
pasaba horas y horas estudiando.
Era un buen estudiante en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) en la carrera de contabilidad. Cuentan los residentes de ese sector que él no se alimentaba bien, solo bebía café y fumaba cigarrillos y con eso era suficiente para pasarse el resto del día estudiando luego de regresar de la universidad.
Además de tener una mala alimentación; lo cual le casó muchos problemas con la memoria, Bilín formó parte de los protestantes en huelgas de la UASD en los tiempos de Balaguer, situación que una vez lo llevó casi a la muerte, puesto que en una de esas protestas lo golpearon hasta dejarlo inconsciente.
Luego de esta situación, y sin contar con
ayuda económica para ir a un hospital que le diera las atenciones necesarias
para su recuperación, esto fue trayéndole algunas complicaciones, entre ellas el delirio,
por esto se vio obligado a dejar los estudios y quedarse en casa por un
buen tiempo.
Pasados los meses, ya Julio Cesar no era el mismo
muchacho a quien se le veía arduamente
estudiar
y velar por la salud de su madre. Se convirtió en un joven delirante que
hablaba sólo e incluso hacia cálculos en
el piso.
La situación se empeoró al morir su madre y al quedarse sin prácticamente
nadie que le diera sustento, solo algunos de sus vecinos y su tía Milagros que son los
que sucesivamente les dan seguimiento desde
entonces, llevándole desayuno, café ,chocolate y aseándolo.
Julio cesar decide lanzarse a las calles a
pedir dinero para poder comer, tomar agua, y cubrir otras necesidades. El
dinero que recolecta lo divide entre su hermana para que le cocine y sus
vecinos Jenny y Percio Almanzar para
que le preparen el café y chocolate por las mañanas, y le compren cigarrillos.
Julio Cesar Rodríguez no es un demente como
muchas personas que lo ven piensan, es un ser humano víctima de la falta de una
buena situación económica, de una ayuda por parte del gobierno, víctima de
maltratos en sus tiempos de juventud, y falta de una mano amiga quien pudiera ayudarlo en la situación
familiar que estaba atravesando.
Buena historia
ResponderEliminarCreo que deben regular la situación, es lamentable la cantidad de niños que son usados para esos fines.
ResponderEliminarUno de los tantos tristes casos en las calles de nuestro país...
ResponderEliminarAlgunos de los miles de casos que existen en nuetro país, el Estado debería preocuparle un poco más la situaciones que viven esas personas.
ResponderEliminarEs lamentable que existan tantos de ellos ambulando por las calles
ResponderEliminarEs lamentable que por ciertas razones nuestros jóvenes tengan que optar por desperdiciar el futuro y lanzarse a las calles.
ResponderEliminarUn caso lamentable, el gobierno debe crear organizaciones para poder ayudar a ese tipo de personas que mendigan en la calle.
ResponderEliminarInstituciones y albergues que ofrezcan ayuda psicológicas y psiquiátricas gratuita.
Muy lamentable.
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